Analizar es fácil y divertido

Cada vez que dices «análisis sintáctico» a un 80% de los alumnos se les revuelven las entrañas. Y casi puedes ver cómo se va levantando un muro hecho de ladrillos de «es imposible, es imposible, es imposible» unidos con la argamasa de «nunca lo voy a pillar, nunca lo voy a pillar»… Y ni lo intentan. Después de unos cuantos años de clase he procurado ir simplificando al máximo el método para analizar, empezando por repetir a modo de mantra «analizar es fácil y divertido», «analizar es fácil y divertido». Pero siguen sin creérselo.
Tras los desesperanzadores resultados de los exámenes corregidos la semana pasada, decidí pasarles en una hoja escrita lo que les he explicado en clase cientos de veces… Pero la letra escrita a ordenador tiene algo de mágico y L y J no han dudado de calificar la hoja de «lo mejor que has hecho en tu vida, profe». Cosa que espero que no sea cierta. C también insiste, «¿por qué no nos lo has dado antes?». Y cómo explicarle que es lo mismo que les llevo diciendo todo el curso y que tendría que estar tal cual en sus apuntes.
El caso es que ha habido quien se ha reanimado y reenganchado y tras una semana de pausadas explicaciones y de ir analizando las oraciones siguiendo los pasos previstos hemos acabado sonriendo unas cuantas veces (obsérvese el paso 8 del método).
Así que, por si a alguien le ayuda, aquí dejo el esquema de lo que les he dado. Sé que faltan unas cuantas cosas, sé que sin una explicación previa no es fácil saber cómo se utiliza esta hoja, pero también sé que si entienden bien el funcionamiento de esta hoja, empezarán a convertirse en los analizadores que nunca habían sospechado.

FUNCIONES DENTRO DE UN (SN)

• Det: Determinante
• N: Núcleo
• Ady (SAdj): Adyacente (Sintagma Adjetivo)
• CN (SPrep): Complemento del Nombre (Sintagma Preposicional)
• Apos (SN): Aposición (Sintagma Nominal).

FUNCIONES DENTRO DE UN (SPrep)
• E: Enlace. La preposición.
• T (SN): Término (Sintagma Nominal)

FUNCIONES DENTRO DE UN (SAdj/SAdv)
• Cuant: Cuantificador. Un adverbio de cantidad.
• N: Núcleo. El adjetivo o el adverbio correspondiente.
• CAdj/CAdv (SPrep): Complemento del Adjetivo o Complemento del Adverbio.

FUNCIONES DENTRO DE UN PV (SV)

FUNCIONES DE UN (SN) EN UN PV (SV)

• CD (SN): Complemento Directo. Se puede sustituir por lo, los, la, las.
• CCT (SN): Complemento Circunstancial de Tiempo. Responde a la pregunta ¿cuándo?

FUNCIONES DE UN (SAdj) EN UN PV (SV)
• CPvo (SAdj): Complemento Predicativo.

FUNCIONES DE UN (SAdv) EN UN PV (SV)
• CC_ (SAdv): Complemento Circunstancial de T(Tiempo: ¿cuándo?); L (Lugar: ¿dónde?); M (Modo: ¿cómo?); C (Cantidad: ¿cuánto?); N (Negación); A (Afirmación).

FUNCIONES DE UN (SPrep) EN UN PV (SV)

• Con una preposición distinta de «a»:

  • CC_ (SPrep): Complemento Circunstancial de T(Tiempo: ¿cuándo?); L (Lugar: ¿dónde?); M (Modo: ¿cómo?); C (Cantidad: ¿cuánto?); Ca (Causa: ¿por qué?); Co (Compañía: ¿con quién); I (Instrumento: ¿con qué?); F (Finalidad: ¿para qué?).
  • CRég (SPrep): Complemento de Régimen. Si se quita el SPrep el verbo cambia de sentido.
  • CAg (Sprep): Complemento Agente. Es un SPrep precedido de «por» que, en las oraciones pasivas, indica quién realiza la acción.

• Con la preposición «a»: (los pronombres me, te, se, os, nos, le, les equivalen a un Sprep con «a»)

  • CD (SPrep): Complemento Directo. Se puede sustituir por lo, los, la, las.
  • CI (SPrep): Complemento Indirecto. Se puede sustituir por le, les y no por lo, los.
  • CC_ (SPrep): Complemento Circunstancial de T(Tiempo: ¿cuándo?); L (Lugar: ¿dónde?); M (Modo: ¿cómo?).
  • o CRég (SPrep): Complemento de Régimen. Si se quita el SPrep el verbo cambia de sentido.

 

FUNCIONES DENTRO DE UN PN (SV)
• Cóp: verbo copulativo: «ser, estar, parecer».
• Atr (SAdj / SN / Sprep): Se puede sustituir siempre por «lo».
• También pueden aparecer CI o CC.

PASOS PARA HACER UN BUEN ANÁLISIS SINTÁCTICO

  1. Buscar el verbo.
  2. Cambiar el verbo de número: de singular a plural o de plural a singular. El SN cuyo Núcleo haya que cambiar también de número es el Sujeto. El Sujeto puede estar omitido  o no existir si la frase es impersonal.
  3. Separar Suj (SN) y PV (SV) o PN (SV): Lo que no es Sujeto, es Predicado.
  4. Analizar el Suj (SN)
  5. Señalar el NP o Cóp (el verbo) y separar los sintagmas que hay dentro del predicado.
  6. Poner la función de cada sintagma: CD, CI, CPvo, CC, CAg, Atr.
  7. Analizar las palabras y complementos que hay dentro de cada sintagma.
  8. Sonreír, porque lo hemos hecho bien.

 

¿Por qué lo haces?

De vez en cuando me llegan correos de opositores que han utilizado el material que tengo colgado en la red y quieren agradecérmelo. Y yo les agradezco de veras sus correos. Esta semana me llegó el siguiente mensaje de J con el asunto: «Bandolero agradecido»:

Hola Eduardo,

soy J. Disculpa si te molesto.

Soy uno que ha saqueado tu blog de oposiciones y mientras descargaba los archivos me sentía como un sarraceno, un pirata, un expoliador.
Para remendar mi culpa he pensado en escribirte un correo de agradecimiento. Así que he usado la magia de Google para encontrarte.

Sin embargo, ahora pienso que nunca podré agradecer tu gesto ¿altruista? Palabra hueca ya.

En fin, que lo mismo un par de cervezas siempre valen. Si voy por Madrid o te dejas caer por Barcelona…

Un abrazo.

Oye, si me permites la pregunta, ¿por qué lo haces?

Y ante su pregunta me he quedado un tanto pensativo, porque creo que yo mismo no me la planteé cuando decidí colgar los materiales. Y la primera respuesta que me sale es un tanto gallega: «¿Y por qué no?». Y la segunda, madrileña: «Porque me da la gana».

Pero me imagino que también hay otras razones más profundas: que, como digo en mi perfil, creo que el ser humano tiene una necesidad innata de comunicarse y de contar y compartir con los demás; que la vida, como decía Mauro, es una cadena; que un día en una aldea perdida de Portugal Amándio me enseño lo que es solidaridad; que es la manera de dar las gracias a tantos que me han enseñado tanto sin esperar nada a cambio; que no cuesta tanto convertir el mundo en un lugar un poco más agradable; que es una forma de agradecer todo el material que a su vez yo me he encontrado por la red… De hecho, J no tiene que sentirse tan pirata, sino tener su conciencia mucho más tranquila, porque quien roba a un ladrón…

Y quizá la razón última también pueda ser que es una forma de asegurarme un buen par de cervezas, que me pienso cobrar, ya sea en Madrid o en Barcelona.

Los interinos

La figura del pobre interino está bastante desprestigiada. Interino es la persona que se ha presentado a la oposición y no ha conseguido plaza, a veces a pesar de haber aprobado. Entra entonces a formar parte de una larga lista y cuando hace falta cubrir un hueco llaman a un interino. Y lo tomas o te vas al final de la lista; da igual que se trate de una sustitución para un par de semanas o en el otro lado del mundo. Es lo que hay.

Además, si eres interino, los opositores de nuevo cuño te miran como a su mayor enemigo. Una persona a la que le van a regalar la oposición por el simple hecho de estar en la lista de interinos. Alguien que parte con una injusta ventaja frente a quien se presenta por primera vez…. Y todos esos que critican sin piedad a los interinos no son conscientes de que lo más probable es que ellos también acaben en esa lista y entonces empiecen a darse cuenta de que todo no es tan fácil. Y es mucho menos fácil el año de oposición, porque tienes que lograr conjugar las clases, el trabajo, las correcciones de exámenes, las angustias y problemas del día a día, con unas cuantas horas heroicas de estudio. Estás sometido a continua presión y más cuanto más cerca está el día del examen de la oposición: el final de curso nunca es apto para cardiacos. Prepararse una oposición es una de las formas de angustiarse más terribles que conozco y no sé yo si habría sido capaz de tener que presentarme una segunda vez. No fui interino, pero sé bien que podría haberlo sido y que si no lo fui fue, entre otras cosas, por los diez años de «interinaje» que pasé dando clases en un colegio privado, en el que tanto aprendí.

También corre el bulo de que los interinos nunca acaban de implicarse con el centro al que llegan, porque saben que hoy están aquí y mañana, seguro, en otro lado… Pero mi experiencia es bien distinta: la mayoría de los interinos que he conocido (que ya son unos cuantos, y más este año en el que cerca de la mitad del claustro está en esa situación), son gente trabajadora y responsable, implicada en la marcha del centro, capaz de dar excelentes clases, organizar partidos, ligas, revistas, actuaciones y lo que haga falta. Y eso, aunque muchas veces se hayan tenido que quedar con los despojos de lo que los demás profesores no han querido coger, porque a veces llegan al Instituto cuando ya está todo el pescado vendido.

Mañana es la oposición en Madrid y deseo de veras que cuantos interinos conozco dejen de serlo… y que nos volvamos a ver en algún destino definitivo.

Temario de las oposiciones de Lengua castellana y Literatura

Todos los que no se vayan a presentar este año a las oposiciones pueden ahorrarse la lectura de esta entrada. Y muchos de los que se vayan a presentar, también.

El caso es que dentro de unos meses se cumplirán cuatro años desde que empecé a escribir La vida es cuento y el punto de arranque estaba en las oposiciones que se me venían encima. Por entonces fui contando mi experiencia y dejando algún material por la red… Ese material sigue vivo, funcionando en una página perdida del ciberespacio y de vez en cuando recala por allí algún opositor y de vez en cuando, algo temerosos y desesperados, algunos se animan a enviarme un mensaje privado al blog pidiéndome consejos y ayuda. Últimamente varios me han pedido mi temario, dispuestos a pagar por ello lo que corresponda, y he tenido que responderles que no sé ya por dónde andará el temario de Magister que me prestó un amigo que lo había utilizado para prepararse las oposiciones del 94 y que empleé más o menos de base, tras cotejar el tema de muestra que me envió la academia con los que ya tenía y comprobar que se repetían hasta las mismas erratas.

Pero también he recordado que dediqué unas horas a la navegación por Internet y a la recoleción de un tema aquí y otro allá, de algunos hice un refrito y también añadí artículos que encontraba y que me parecían interesantes… Ese temario, la mayor parte en formato Word, no lo había incluido en la página que tenía dedicada a los opositores dentro de la web del IES Valdebernardo. Hacia allí he encaminado de nuevo mis velas y he subido el temario, por si a alguien le sirve de desesperada tabla de salvación, junto con el material que ya había: programación y unidades didácticas, ideas para prepararse la defensa… Si le quieres echar un ojo, pásate por El Rincón del Opositor de Lengua Castellana y Literatura. Que lo disfrutes… y que cuanto antes te sumes a la apasionante aventura de la educación, pero tú verás dónde te metes, que ni el dinero ni los meses de vacaciones lo son todo y que luego hay mucho profesor que llena de lamentos las paredes de los instiutos porque aquello no es tan fácil como creía (que se lo digan al pobre Braulio, que hoy ha sufrido un pequeño percance).

¿Qué fue de la oposición?

En un comentario de hace unas cuantas entradas, Elvira me decía que echaba de menos en este blog las entradas sobre la oposición («sigo leyéndote, aunque más asiduamente en mis crisis de fe inherentes al ser opositor. Se echan de menitos comentarios de la oposición») y de pronto, me han vuelto en tropel un montón de recuerdos de la oposición: las mañanas interminables en la biblioteca, las tardes peleándome con la Programación Didáctica, las crisis existenciales de qué hago yo estudiando esto y qué falta me hacía… y también los buenos momentos de descubrir a un autor que desconocía o de encontrarme con una teoría novedosa y atractiva. Creo que aprendí mucho, sobre todo, de pragmática: pero ya he olvidado también mucho. Recuerdo libros que me cautivaron y también recuerdo las pestes que lanzaba según iba leyendo los temas de la academia Z, plagados de faltas de ortografía. Me consolaba con la idea de que, por lo menos, los temas no me habían costado un duro (bueno, un euro) porque me los había dejado un amigo que se había presentado a las oposiciones diez años antes… Al principio pensé que serían unos temas quizá ya pasados de moda, pero cuando esa misma academia me envió un tema de muestra comprobé no sólo que la bibliografía no estaba actualizada, sino que seguían manteniendo intactas todas sus erratas.
El caso es que, ahora que ya ha pasado la tormenta y uno está tranquilamente en buen puerto, me queda un recuerdo grato de tantas horas estudiadas (aunque fueron menos de las previstas, lo reconozco) y cierta añoranza de la aventura. Y a veces me entran ganas de volver a la mar, como me imagino que también le ocurriría a Ulises tras regresar a Ítaca y estar allí un tiempo: empezaría a echar de menos sus aventuras, sus cíclopes y sus sirenas… Y de vez en cuando, me asalta la idea de volver a presentarme a las oposiciones, esta vez a las de latín o griego, con la esperanza de algún día poder volver a impartir esas asignaturas, que son las que realmente me gustan (sí, me gustan mucho más que la lengua y la literatura… con todo lo que me gusta la lengua y literatura, como puede atestiguar cualquiera de mis sufridos alumnos).
No sé si es afán de aventura o masoquismo, aunque lo que es cierto es que si emprendo esa aventura, lo haré con la tranquilidad de no tener las naves tan quemadas como estaban la otra vez.

De vuelta al hogar

El lunes de la semana pasada, aprovechando que todavía estaba de vacaciones, me acerqué a la biblioteca de mi barrio para trabajar algo sobre una edición del rétor Menandro que estoy preparando (no sólo de dar clases vive el hombre) y me llené de cierta nostalgia, como si hubiese vuelto a la casa del pueblo que nunca tuve, porque el año pasado fueron muchos los días en que hice el mismo plan del lunes.
Todavía no ha pasado un año, pero ya tengo la sensación de que todo el tiempo de estudio se pierde en la nebulosa del pasado. Una vez en la biblioteca volví a ser consciente de que soy un opositor con suerte: allí, en la misma mesa de siempre, la tercera según se entra, en la fila de la ventana, estaba X. (esta vez la X. es porque realmente desconozco su nombre) como el año pasado, como todos los días del año pasado: llegaba el primero (habitualmente yo era el segundo) y ocupaba su sitio y el de al lado extendiendo sus mamotretos de derecho, sus rotuladores de colores, su calculadora y sus folios. Se iba un poco antes que yo, pero por la tarde volvía, porque dejaba allí la mitad de las cosas, como hizo también este lunes, como me imagino que seguirá haciendo todos los días.
No sé qué oposición estudiará, pero le admiró y estoy convencido de que tiene que sacarla. Cuando entré el lunes se cruzaron un momento nuestras miradas, con fingida indiferencia, como tantas veces el año pasado. Me gustaría haber notado un «ya te vale, dónde te habías metido», pero no, volvió a sus libros, como siempre. Lo mismo ni me recuerda.
También apareció Y., con sus tapones amarillos, su ritmo más cansino, sus retrasos, sus largos descansos… pero ya estaba allí el año pasado. A los demás no les reconocí, lo que no quita para que tuviese durante toda la mañana la sensación de haber detenido el tiempo o de haber vuelto a un purgatorio perdido. En fin, quede aquí mi admiración por los sufridos opositores, capaces de seguir a pesar de que el destino les haya sido esquivo.
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El comentario de texto en las oposiciones de lengua y literatura

Ha pasado mes y medio desde que supe que aprobé las oposiciones y elegí instituto. Pero había dejado pendiente contar aquí mi experiencia como opositor por si le vale a algún valiente que quiera intentarlo. Desde luego hay que convencerse de que es posible, hay que armarse de paciencia y valor y hay que tener también algo de suerte.
El ejercicio de comentario de texto se hace el primer día y tienes para realizarlo tres horas y media. En otro lugar de este blog puse qué textos cayeron en Madrid y qué preguntas se hicieron.
Las tres preguntas aparecían al principio:
1.- Resumen del contenido y estructura de cada uno de los textos.
2.- Comentario y análisis de carácter general de cada uno de los textos haciendo referencia a los diferentes niveles del texto (pragmático, semántico, morfosintáctico o fonológico) en función de su relevancia para el significado general del mismo.
3.- Valoración crítica de cada uno de los textos.
Ante estas preguntas cabe la duda de si es mejor comentar los textos por separado o agrupar las respuestas y fragmentar el comentario.
Parece más lógico hacer el comentario global de un texto y luego pasar al otro. Por si las moscas yo puse un párrafo introductorio aclarando lo que iba a hacer.
Dentro de cada comentario seguía el orden de las preguntas: resumen, contenido, análisis general y valoración crítica, diciendo cuándo empezaba una parte y acababa otra con alguna referencia indirecta.
En el resumen creo recordar que no puse en ningún momento lo de «este texto trata de…», sino que empecé directamente con una sinopsis del texto.
La pregunta a la que me parece que hay que dedicarle más tiempo es la segunda, pero no hay que tratar de ser exhaustivos, porque es imposible. Es bueno tener siempre a la vista el reloj y pensar que para cada texto hay una hora.
Antes de empezar a contestar me leí unas cuantas veces el texto, hice mis anotaciones, mis subrayados, mis ideas… y cuando tenía en la cabeza lo que quería hacer, empezaba a escribir.
En el primer texto, como era una poesía, seguí un orden lineal, explicando los recursos retóricos a medida que iban apareciendo y destacando los puntos más significativos.
En el segundo texto, el narrativo, intenté hacer el comentario por apartados: el morfológico, el sintáctico, el semántico…, diferenciando la parte dialogada de la parte descriptiva.
En el tercer texto iba bastante pegado de hora y las anotaciones previas fueron más caóticas. Me lancé a hacer un comentario pragmático, analizando cómo el autor hacía continuas referencias de forma indirecta a sucesos de la vida política actual. Cuando faltaba poco tiempo para acabar el examen y todavía no había hecho la valoración crítica seguí diciendo lo que estaba diciendo antes, pero advirtiendo que había cambiado de sección.
Arriesgué y puse el nombre de los autores tanto en el primer texto como en el segundo. Acerté, pero no sé qué habría pasado si me hubiese equivocado.
De todas formas, creo que se valora que esté bien redactado, que se ofrezcan distintos tipos de comentarios, que uno no se ciña a un esquema demasiado fijo… Claro que todo esto son suposiciones, porque no sé realmente lo que valora el tribunal, lo que sí sé (y creo que ya lo anoté por aquí) es que después de leer el examen el tribunal me felicitó por los comentarios. Esto no lo digo para echarme flores, sino para animar: del examen salí contento, pero los días siguientes empecé a ver mil cosas que durante el examen no había visto, a acordarme de muchos detalles que había dejado de comentar… Sin embargo, creo que el tribunal no pide la perfección (por lo menos el que a mí me tocó, al que estaré eternamente agradecido), sino que uno sea capaz de extraer del texto las ideas principales, la estructura, los recursos de los que se ha valido el autor…
Para prepararme este examen me había leído unos cuantos libros de cómo se comenta un texto literario, desde el famosos de Lázaro Carreter hasta uno que había salido en el 2005. Me ayudó mucho un libro publicado por la Universidad de Barcelona con comentarios de varios profesores universitarios a distintos textos (gracias a eso, entre otras cosas, saqué que el segundo texto era de El Jarama) o la colección de Castalia con textos comentados dirigida por Alarcos. También saqué cosas de la página de Iberletras, que ofrece comentarios de oposiciones anteriores y de alguna otra página que ya no recuerdo, así como de algún libro perdido de la biblioteca.
Me temo que esta entrada ha sido bastante ladrillo, y que tiene poco que ver con aquello de que la vida es cuento, pero confío en que le pueda orientar a alguien. De todas formas, en esta línea ya es absurdo disculparse, porque a los que la entrada les pareció un tostón desde el principio no han llegado hasta aquí. Yo, desde luego, he llegado con muy pocas ganas.

Colorín colorado este cuento ha empezado

Érase una vez, en un lugar muy muy cercano, una dragona terrible que se llamaba oposición y que devoraba a príncipes y princesas sin el menor remordimiento. La presidenta de la comunidad había prometido plaza de funcionario a quien superase las pruebas que la temible dragona presentaba a todos los aspirantes. Hubo un tipo que pensó que ésta era su oportunidad, dejó su trabajo, tomó sus libros, su portátil y se encerró en la biblioteca… y el resto del cuento os lo ahorro porque ya está desperdigado por todo el blog. Esta vez el cuento acaba bien (me estoy metiendo un atracón de perdices y cervezas varias), aunque sé que soy un afortunado y que hay muchos otros para los que el final no es tan feliz.
Realmente admiro a todos los que siguen adelante después de uno o varios tropezones y no pierden la fe en sí mismos porque saben que la enseñanza es lo suyo: lo conseguirán más pronto que tarde.
Ayer salieron las notas y he estado dando botes hasta ahora: jamás soñé con que iba a sacar el número nueve de la oposición. A veces, la vida se convierte en cuento y te da estas sorpresas.
Pasado mañana tengo que elegir mi destino y, aunque parezca absurdo, casi estoy deseando que llegue septiembre y empezar. Lo mismo después, en septiembre, me entra la duda existencial de qué hace un tipo como yo en un sitio como ése.
El viaje ha sido largo y penoso, pero ha merecido la pena, no sólo por el puesto de funcionario, sino porque he tenido la suerte de encontrarme con gente realmente buena a lo largo del camino. De hecho, he salido de la oposición con algún que otro amigo nuevo cuando lo que me temía encontrar eran «trepas» rencorosos: de ésos no he visto a ninguno.
Cuando se me pase la euforia seguiré contando mi experiencia, por si a alguien le sirve (por lo menos debería servir para darse cuenta de que es posible sacarla sin necesidad de ser un genio, pues yo no lo soy, eso lo tengo muy claro).
Colorín colorado, este cuento ha empezado.

Oposiciones a la enseñanza secundaria: cómo presentarse y no morir en el intento (II)

¿De dónde sacar el temario?
El primer examen de las oposiciones consta de dos partes: una teórica y otra práctica. Se suelen realizar en días distintos, porque en un sólo día no hay neuronas que lo aguanten.
En Lengua Castellana y Literatura, la parte práctica consiste en tres comentarios de texto y la teórica en la exposición por escrito de un tema de los 72 del temario.
Cuando uno decide presentarse a las oposiciones de enseñanza secundaria piensa que lo más complicado es aprenderse el temario y, efectivamente, quizá sea lo más complicado. De hecho, es al temario a lo que he dedicado más horas, aunque después resulta que el temario supone tan sólo 4 puntos, de los 30 totales de la oposición. Claro, que si sacas menos de un punto en el temario ya no hay nada que hacer.
En las dos últimas convocatorias no se han incluido, afortunadamente, temas de impotable legislación educativa porque no había quien se aclarase con qué ley estaba o iba a estar vigente para el curso entrante.
El día del examen, de los 72 temas posibles se sacan dos bolas numeradas de una lotería de juguete y hay que elegir uno de los temas. En cada tribunal, por lo menos en Madrid, las bolas son distintas, porque los tribunales están en institutos muy dispares.
Lo habitual es que la gente se haga con temarios de alguna academia, aunque sólo sea para poder echar pestes. Por ejemplo, un amigo me dejó el temario de Magister (una de las academias más prestigiosas), pero era del año 94, porque fue ese año en el que se presentó. Pedí por correo electrónico un tema de muestra a la academia (todas las academias ofrecen algún tema de muestra) y cotejé el que me mandaron con lo que tenía: no sólo no estaba actualizada la bibliografía, sino que se mantenían intactas todas las erratas, que no eran pocas. Además, quien pasó a máquina esos temas en el pasado sería buen mecanógrafo, pero no sabía mucho de lengua ni entendía la letra de quien había elaborado los temas, lo que provoca con frecuencia errores pasmosos, sobre todo en nombres de autores (Maeztu, se había convertido en algo como Maento, por ejemplo).
Otro problema de los temarios de las academias es que piensan que cuanto más gordo el tema, mejor, y así abundan temas de cuarenta o cincuenta páginas, cuando en realidad el día del examen tienes tan sólo dos horas para escribir, lo que te da para unas diez u once caras de folio (depende de lo rápido y grande que escribas, claro está).
Una buena solución es utilizar los libros de texto de 1º y 2º de bachillerato de la editorial Akal, sobre todo para la parte de literatura. También es bueno, me parece, leer libros que sirvan para varios temas. Uno de los libros que más me ha ayudado a ponerme al día en la pragmática ha sido Pragmática para hispanistas, de José Portolés, publicado en 2005. Otro libro que me ha aportado mucho ha sido Semántica y pragmática del texto común: producción y comentario de textos, de Enrique del Teso y Rafael Núñez, de la editorial Cátedra (1996)…
A la hora de realizar el examen es interesante perder los diez primeros minutos en elaborar un esquema para que la exposición tenga cierto orden. Además, como después hay que leer el examen delante del tribunal, puede ser bueno empezar con un párrafo resumen de todo el tema, en el que se indique el orden que vamos a seguir y los aspectos que vamos a tratar. Después del tratamiento de los distintos aspectos del tema se puede hacer una referencia al papel de ese tema dentro del currículo de secundaria y a la bibliografía, sin olvidar las páginas de Internet. Y hablando de páginas, hay varias que ofrecen de forma gratuita temas más o menos resumidos y que también pueden ayudar para tener un esquema de lo que hay que decir. Habrá muchas, pero yo he utilizado tres principalmente: Iberletras, Proyecto Aula y Educajob.
Y hasta aquí por hoy que se me han acabado las pilas. El lunes saldrá la nota definitiva y empiezo a volver a obsesionarme con la oposición después de una semana bastante relajada y tranquilita.