Volver a empezar… otra vez

He titulado esta entrada «Volver a empezar» y me ha dado por hacer una búsqueda en el blog y he descubierto que había ya otras dos o tres entradas con el mismo título. Original que es uno. Aunque en esas ocasiones hacían referencias a la vuelta a las clases o al comienzo del año o a cuando volví a ser estudiante universitario

Pero ahora querría volver a empezar a escribir con regularidad en este blog errático y abandonado. Me he propuesto una entrada semanal, a ser posible los miércoles, aunque todavía no tengo muy claro sobre qué (se admiten sugerencias). Empecé La vida es cuento para escribir sobre mi experiencia con las oposiciones de Lengua castellana y Literatura, a las que me presentaba en 2006 (y si no sonase tanto a tópico diría que parece que fue ayer) y después tuvo su época de esplendor con las múltiples aventuras que te ocurren si eres profesor de instituto. También se colaba de vez en cuando algún cuento (casi siempre microcuento) y anécdotas, la mayoría familiares (siete hermanos y treinta y seis sobrinos dan para mucho)… Pero poco a poco el blog fue perdiendo fuerza y periodicidad, entre otras cosas quizá porque vi que no me iba a hacer rico, que era uno de los objetivos principales cuando empecé a escribirlo. Y en los últimos tiempos las entradas han ido saliendo a «regañateclas», gracias a nacimientos de sobrinos y cambios de año.

Hoy hace tres años que me ordené de diácono en Roma. Pensé entonces que habría que retomar el blog y contar las múltiples aventuras que te ocurren si eres sacerdote… Pero ya estaba desentrenado y siempre he encontrado una mala excusa de lo más convincente para escribir otro día.

Sin embargo, aunque uno no escriba, la vida sigue siendo cuento, del que uno a veces se cree autor, pero casi siempre se acaba descubriendo personaje. Y los cuentos necesitan ser contados.

la vida es todavía cuento