Feliz 2015

En realidad, cuando escribo feliz 2015 no te estoy deseando un año en el que te toque la lotería (a veces eso puede ser una desgracia), en el que no se presente ningún problema en tu vida, en el que goces de buena  salud, en el que se cumplan todos tus deseos. De hecho, no te deseo un feliz 2015… Sino que seas feliz en el 2015, a pesar de los pesares que no faltarán porque vienen de serie con la vida. Lo que no viene de serie es tu capacidad para transformar el limón en limonada, para aligerar esos pesares y convertirlos en alas, para…

Bueno, tampoco me importaría que te tocase la lotería, que no tuvieses ningún problema, que gozases de una salud fantástica y que se cumpliesen todos tus deseos, pero si no te ocurre nada de eso no te agobies. Te seguimos queriendo igual… o quizá más. «Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite», que decía el doctor Jeckyll, supongo.

¡Sé feliz en el 2015!

FELIZ NOCHE

Sí, lo sé, probablemente eres de esas personas que piensa que la navidad se ha convertido en un absurdo consumista y de felicitación estereotipada, llena de tan buenos como vanos deseos de felicidad. O quizá eres de los que disfrutas, a pesar de todo, de la reunión familiar, las calles iluminadas y ese no se sabe qué que acabó convenciendo al señor Scrooge de Dickens. O incluso para ti la Navidad signifique mucho más y te sientas interpelado directamente por las palabras de san Agustín: «Expergiscere, homo: pro te Deus factus est homo. Surge, qui dormis, et exurge a mortuis, et illuminabit te Christus. Pro te, inquam, Deus factus est homo» (por si a estas alturas hay alguien que todavía no sabe latín: «Despierta, hombre: por ti Dios se ha hecho hombre. Levanta, tú que duermes, surge de entre los muertos y te iluminará Cristo. Por ti, repito, Dios se ha hecho hombre»). Creo que siempre compensa leer el relato original (en griego, a ser posible, claro): capítulos uno y dos del Evangelio de Lucas.

En fin, quizá eres un poco de todos esos o quizá de ninguno. Seas quien seas… Feliz Noche y feliz Navidad.

Hoy, en casa de mis padres se reúnen mis hermanas, hermanos, cuñadas, cuñados, sobrinos, sobrinas… En total 48, así que no me cabe duda de que se montará el Belén, a pesar de que les falte la oveja negra. Según lo previsto, a esta hora deberían de estar empezando a cenar los pequeños… Pero de eso sí me caben más dudas.