1ºH se me hace mayor

El viernes pasado se celebró el Acto de Graduación del IES Anselmo Lorenzo, en el Auditorio Municipal de San Martín de la Vega, como cada año. Sin embargo, este vez, la Graduación tenía para mí algo de especial: se graduaban de 2º de Bachilerato varios alumnos de los que fui tutor en 1º de ESO en el 2009/2010, el primer curso que pasé en el Anselmo Lorenzo. Aquellos chicos y chicas asustados del primer día de clase se me han hecho mayores. Pero, muy a mi pesar, todavía no he conseguido bilocarme bien y no pude estar allí para celebrarlo con ellos.

Lo peor es que me consta que más de uno esperaba que apareciese, porque el año pasado sí les di la sorpresa (aunque al final fui yo el sorprendido por tanto cariño) de la que hablé en otra entrada del blog. Y quizá la decepción fue mayor porque hasta el último momento no perdieron la esperanza, sin importarles que yo hubiese avisado por la mañana en Twitter de mi ausencia:

Supongo que no lo leerían, o que pensarían que era parte de la estrategia…

Hablé con C., que sí que apareció por allí, aunque discretamente, y me preguntó si por lo menos había presentado a mis alumnos disculpas por no aparecer. Al principio pensé que no les debía ninguna disculpa: tenía yo más ganas que ellos de estar allí. Pero luego me di cuenta de  que sí que les debo una disculpa, por haber defraudado sus expectativas, así que me puse a rebuscar entre archivos pasados y encontré unas cuantas fotos de 1ºH: las he seleccionado, las he ordenado y les he puesto algo de música. Es un pequeño homenaje a mi tutoría, pero también un homenaje a todos los alumnos con los que he compartido estos años en el Anselmo Lorenzo y que no salen en las fotos. De hecho, como siempre, unos salen más y otros menos. Y a unos les habría gustado salir más y a otros menos. Mis más sinceras disculpas a unos y otros. Pero creo que lo importante es que el vídeo nos ayude a no olvidar aquellos momentos que pasamos en el instituto Anselmo Lorenzo.
El Instituto: ese lugar tan terrible cuando uno no lo conoce, tan insoportable cuando se está en él y que tanto echas de menos cuando te marchas…

Había una vez un blog

Queda menos de un mes para la oposición de Lengua Castellana y Literatura y quizá no sea el mejor momento para empezar a escribir en un blog.

Así empezaba este blog, el 27 de mayo de 2006, hace poco más de ocho años. Y ahora puedo decir que no me cabe duda de que fue un momento excelente para empezar a escribir un blog, entre otras cosas porque todavía no había Twitter que te lo limitase todo a 140 caracteres y te convirtiese en un escritor vago y esporádico. Este blog, tan abandonado, se me ha convertido en una despensa de recuerdos en la que entro de vez en cuando y empiezo a leer entradas al azar: algunas me parece que no las he escrito yo, otras me parece que las he escrito demasiadas veces. Y en todas descubro que la vida es cuento.

Lo que no me imaginaba entonces y, si no fuese porque lo estoy viviendo, me costaría imaginarlo también ahora, es que hoy echaría la vista atrás y rescataría las primeras palabras de la primera entrada del blog, no con los agobios de un final de curso con montones de exámenes y trabajos por corregir y miles de propuestas de propósitos de enmienda en forma de absurdo soborno: «si me apruebas, me leo veinte libros y te hago cincuenta trabajos y el año que viene voy a estudiar, de verdad de verdad». En lugar de eso, ocho años después, he pasado de nuevo por los agobios de tener que volver a enfrentarme a unos cuantos exámenes. El último de ellos fue precisamente el 26 de mayo (la semana pasada como quien dice) y era un examen que tenía demasiados paralelismos con la oposición y que despertó el trauma que todos los opositores, aunque no queramos reconocerlo, llevamos dentro.

Estos dos cursos he hecho, por si todavía no lo sabías, un máster en Teología, en la especialidad de Sagrada Escritura. Lo llamo «máster» porque es un posgrado que se estudia cuando ya se tiene el Grado de Teología, pero el nombre oficial es «Licenciatura» (en realidad, en lugar de Grado en Teología se llama Bachillerato: todos sabemos que la Iglesia gusta de tradiciones y no va a empezar a cambiar nombres así porque sí). Pues resulta que al final del máster hay un «Examen de Licenciatura», en el que entran 30 temas, algunos de ellos equivalentes al temario de asignaturas completas. El día del examen sacas dos números por sorteo y eliges uno. Después tienes media hora de «encerrona» para prepararlo antes de exponerlo oralmente ante un tribunal de tres profesores… Lo dicho, demasiadas similitudes con la oposición y he de reconocer que me ha resultado un trago difícil: la misma sensación de ya no me sé nada de todo lo que me he estudiado, de quién me mandaría meterme a mí en esto con lo tranquilo que yo estaba con lo otro… Pero, afortunadamente, una vez más me tocó el único tema que me sabía y pude salir airoso del trance.

Así que ya he acabado el máster en Teología que vine a hacer a Pamplona (entre otras cosas). Pero la fiesta no ha hecho más que empezar, porque ahora toca meterse de lleno en la tesis… Sí, también me hice en su momento el propósito de no volver a hacer otra tesis ni por todo el oro del mundo, pero es que no es por todo el oro del mundo por lo que hago esta tesis…

No me atrevo a pronosticar cuál será mi entrada en el blog dentro de otros ocho años, pero si estás ahora preparando una oposición a la enseñanza, muchísimo ánimo y muchísima suerte. Y ni se te ocurra empezar a escribir un blog.