Lo sé. El año pasado a estas alturas hice el propósito de que en el 2009 iba a escribir con más frecuencia en el blog. Y también sé que ha sido el año en que menos he escrito. Y ójala hubiese sido éste el único propósito sin cumplir, pero a veces da la sensación de que uno no da una. Y uno ya no sabe si los propósitos no le salen porque se los pone difíciles o porque se los pone como propósitos. Que hay otro millón de cosas que sí que me salen sin proponérmelo: como meter la pata. Pues nada: me propongo en el 2010 meter la pata todo lo posible.
Y ante la inevitable miradilla atrás cuando acaba el año, uno también se da cuenta de que ha sido un año lleno de acontecimientos y de efemérides: en 2009 se han cumplido veinte años desde que empecé la carrera (prefiero no detenerme en este punto, no vaya a ser que saque conclusiones tontas), quince años desde que acabé la carrera (aquí la conclusión sí compensa: la acabé en cinco años), quince años desde que empecé a dar clase (otra conclusión interesante: en lugar de morirme de hambre tras terminar filología clásica encontré trabajo -o más bien el trabajo me encontró- apenas finalicé la carrera)… Y seguro que se han cumplido veinte y quince años de muchas cosas más, pero tampoco es cuestión de acordarse de todo. Y entre los acontecimientos, sin duda alguna, destaca el destino definitivo en San Martín de la Vega (sí, chiste fácil: a todo cerdo, le llega su San Martín).
Y también los finales de año dan para números y estadísticas: este año ha habido 35.635 visitas a este blog, de 24.026 visitantes, de los cuales 4.498 han vuelto alguna vez…. ¡¡¡GRACIAS!!!
Vaya, consultando estadísticas, acabo de comprobar que, dos años después de haber escrito una entrada en el blog que se titulaba «Feliz salida y entrada», me mantengo en la octava posición de 2.570.000 páginas de Internet buscadas por Google en 0,11 segundos… Ups, pero la cosa no acaba aquí, porque si resulta que uno busca «Feliz salida y entrada de año» (sin comillas), La vida es cuento aparece la primera de 17.300.000 páginas buscadas en 0,13 segundos… y no deja de ser sorprendente… que Google sea capaz de buscar quince millones de páginas más en tan solo dos centésimas. Por fortuna, este primer puesto es lo suficientemente estúpido como para que no se me suba a la cabeza (bueno, un poco sí, de hecho ahora mismo titulo este artículo exactamente igual y seguro que me afianzo en la primera posición para el próximo lustro).
Y vale ya de desvariar, que nos van a dar las uvas (si no lo digo, reviento). Si lo que de verdad me importa ahora no es que un desconocido se tropiece con esta página buscando alguna idea original para felicitar el año (ya lo siento si has venido con ese propósito y te he hecho perder el tiempo); si lo que yo realmente quería es entrar aquí y felicitar el nuevo año a todo el mundo, pero, sobre todo, a todos los que están ahí, en los enlaces de la derecha, y a quienes se siguen pasando a pesar de haberme convertido en un blog esporádico y siguen echándose unas sonrisas mientras leen y, de vez en cuando, dejan también escapar alguna lagrimilla o incluso dejan un comentario (otro dato: 853 comentarios hasta ahora; habrá gominola para el comentario mil) o no dejan nada porque se quedan aquí, sin que nadie se entere.
Lo siento, no puedo evitarlo: cada vez que escribo me lo paso tan bien que ahora mismo vuelvo a hacerme el propósito de escribir en el blog con más frecuencia… Además, si no lo consigo cuando me lo propongo, ya no te quiero ni contar si ni siquiera me lo propusiera.
Y, por supuesto, feliz salida y entrada de año y, de nuevo, muchísimas gracias por haber vuelto a llegar hasta el final de una entrada y haberte convertido en parte de esta vida de cuento.