Gracias

Hoy ha sido el último día. La entrega de notas. Y a veces todo ocurre demasiado rápido y, antes de que uno se dé cuenta, ya se ha despedido… o ni siquiera se ha despedido porque es un continuo trajín de ir y venir y encontrarse por el pasillo. Pero al cabo del rato tomas conciencia de que ya ha sido el final y de que no lo has disfrutado, ni lo has sufrido, como esperabas, porque no te has planteado, no te has querido plantear, que a muchos de esos alumnos ya no los volverás a tener en clase, que su vida se cruzó en un momento con la tuya y que quizá se separe ya para siempre. Y te queda la terrible sensación de no haber aprovechado tanto tiempo juntos, de haber dejado de decir tantas cosas que te gustaría haberles dicho. Y te queda también la alegría de haberlos conocido, de saber que con el tiempo llegará el recuerdo y con el recuerdo la sonrisa inevitable, porque este curso me lo he pasado estupendamente y ha estado entretejido de momentos tan mágicos como inolvidables: el viaje a Italia, la obra de teatro, las visitas al centro de esclerosis…
Además, a algunos sí que los seguirás viendo y dentro de un tiempo (y no tanto) ya no serán tus alumnos, sino tus amigos y quedarás con ellos para echarte unas risas, tomarte unas cervezas y arreglar el mundo: de los años que llevo en la enseñanza son ya muchos, a Dios gracias, los que han pasado de alumnos a amigos.
Decía Séneca (u otro, pero Séneca tiene bastante caché como autor de frases célebres) aquello de «aprendo mientras enseño» y también no sé qué griego, Platón seguramente, lo de «envejezco aprendiendo». Y es algo que procuro aplicarme, porque es mucho lo que se puede aprender del trato con alumnos y profesores y después de tanta clase, tanto examen, tanta pelea y tanta risa, uno acaba, sobre todo, agradecido. Y aunque soy de pocas emociones, he de reconocer que me llegó al alma el regalo que me hicieron los alumnos del grupo de teatro después de la segunda representación, más que nada por lo inesperado y lo original.
Y uno tiene la sensación de que todo acaba demasiado rápido, como esta entrada, que tendría que ser mucho más larga, pero acabaría siendo demasiado grimosa e incomprensible para quien no entienda cómo se puede disfrutar de la educación tal y como está el patio.
En fin, a ti, que has pasado este curso por mis manos y has aguantado mis clases y mis exámenes infinitos, muchas gracias por todo lo compartido y todo lo convivido y ya sabes: máxima libertad, máxima responsabilidad y «perdóname el dolor, alguna vez. / Es que quiero sacar / de ti tu mejor tú».

Esto no es arte

Releo con rubor mi anterior entrada y veo que, como muy bien me decía Alfonso, me ahogo en un vaso de agua y me agobio por tonterías: dentro de apenas una semana todo esto será historia y ya quisieran otros… Aunque también es cierto que esta semana va a ser de lo más interesante e intensa. Entre otras cosas porque por fin vamos a estrenar la obra de teatro que llevamos ensayando recreo sí, recreo no y unas cuantas tardes de los viernes hasta más allá de las cuatro con algún que otro disgusto de padres que no habían sido convenientemente avisados por sus hijas y que estuvieron a punto de colgarme del palo mayor (al final, aclarado el malentendido, acabamos tan amigos: es lo bueno de los malentendidos).

El caso es que esta semana vamos a representar tres veces Esto no es arte, una adaptación hecha por el amigo de un amigo sobre la famosa obra de Yasmina Reza, Arte, sobre el enfrentamiento entre tres amigos porque uno de ellos ha comprado por una fuerte suma de dinero un cuadro totalmente blanco… La obra es tan difícil como divertida y como sólo los que se arriesgan a grandes fracasos, cosechan grandes fracasos, no hemos querido perder nuestra oportunidad. La representación es larga, algo más de una hora, pero estoy convencido de que va a ser todo un éxito porque los actores y las actrices están poniendo todo su empeño a pesar de que quien más quien menos tiene todavía algún congresillo pendiente (en cuanto acabe esta entrada termino de preparar el examen final de mañana). Además, aunque hasta la fecha no hayamos conseguido completar ningún ensayo de toda la obra, sé que lo bordaremos porque cosas más difíciles se han visto, como el que Turquía acabe de marcar mientras estaba escribiendo estas líneas, el tercer gol ante Chequia.
Estáis invitados, por supuesto, a asistir a alguna de las representaciones, preferiblemente a las del martes y el jueves por la tarde. Los horarios son los siguientes:

  • Martes, 17 de junio, 18.00 hrs., Salón de Actos del IES Valdebernardo (Bulevar Indalecio Prieto 1, 28032, Madrid).
  • Miércoles, 18 de junio, 12.00 hrs., Salón de Actos del IES Valdebernardo.
  • Jueves, 19 de junio, 17.00 hrs, Salón de Actos del Centro de Esclerosis Múltiple Alicia Koplowitz (también en el barrio de Valdebernardo, junto a Faunia).

Por cierto, si alguien tiene por ahí un buen nombre para un grupo de teatro de alumnos de 4º de la ESO, se agradece que lo comparta (también si alguien tiene un buen disfraz de guardia civil).

Autoengaño

Estaba corrigiendo ahora mismo, pero he aprovechado un despiste de mi yo responsable para escaquearme y escribir aquí algo, aunque sea de forma muy rápida porque sé que en seguida regresará mi conciencia y me recordará que tengo 70 exámenes por corregir, a ser posible para mañana, que tengo que enviar la memoria y las actas del Grupo de Trabajo, acabar la Revista del Instituto, terminar de preparar la obra de teatro, corregir 80 cuadernos de escritura de treinta caras cada uno, preparar unos cuantos exámenes finales… Oh, Dios mío, aquí llega. Sí, vale, vale, ya lo dejo, sólo estaba mirando una cosa rápida en el ordenador… Que sí, que sé todo lo que tengo que hacer… Vale, vale, no se volverá a repetir (¡que te lo has creído, Eduardo: en cuanto te descuides aquí estoy otra vez!).