Nudos en el alma

La mayoría de las anécdotas e historias que cuento aquí acaban con una sonrisa, pero evidentemente no siempre es todo así. Hay veces que sales del instituto con nudos en el alma y no porque haya algún infeliz que se ha entretenido quemando los cubos de la basura, sino porque hay historias que duelen de verdad.
Una de esas historias es la de X, un alumno que ya no está en el instituto y que me llamó el otro día para felicitarme por mi cumpleaños. Y no sólo llamaba para felicitarme, sino también para decirme que había hecho traer de su país un regalo para mí, así que quedamos el lunes y estuvimos hablando un buen rato y arreglando el mundo… Y me alegré mucho de verle sonreír abiertamente y de verle mucho más centrado que antes. Nos reímos con ganas de su nuevo uniforme, de sus clases por las tardes, de sus pendientes desaparecidos… Cuando le pregunté si notaba diferencia entre el instituto y el colegio concertado me dijo que sí, que había menos nivel… en el concertado (y no me alegré porque en el concertado el nivel fuese bajo, sino porque en el instituto es alto).
Pero lo que más me alegró de todo fue comprobar que X es la prueba viva de que su teoría acerca del ser humano no se sostiene. El curso pasado, en momentos muy difíciles, me dijo convencido que todo el mundo hacía las cosas buscando su propio interés y esperando obtener a cambio algún beneficio… Pero el lunes, el propio X me hizo un regalo y es evidente que no lo hizo por interés ni porque esperara sacar algún beneficio pues no creo que le vuelva a dar clase en la vida. En fin, pasamos un buen rato y creo que logramos desatar un poco alguno de esos nudos del alma que si te descuidas pueden llegar a ahogarte.

3 comentarios en “Nudos en el alma

  1. Koke, llevas razón, quizá no me he explicado bien y la elipsis me ha salido un poco «retorcida»: mi alumno antes llevaba un pendiente en cada oreja, pero en su nuevo colegio sólo conserva el de la lengua (y eso mientras no se lo descubran).
    El factor septiembre, la historia es buena y dura, pero en realidad a esta entrada le faltan los datos más importantes: por un lado la historia de X (lo mismo le pido un día permiso para contarla) y por otro lado el regalo (lo mismo lo cuento algún día)… pero de momento me temo que esto se va a quedar así.

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