Treinta y siete años y un día

Ayer me hice un poco más viejo… En el fondo como cada día que pasa, con la diferencia de que ayer se empeñó muchísima más gente en recordármelo. Y se lo agradezco de veras. También a esa otra muchísima gente que me lo está recordando hoy o que se ha acordado y no me lo ha recordado.
El día de después del cumpleaños siempre tiene algo de resaca (sólo emocional) y de Alicia en el País de las Maravillas: «feliz, feliz nocumpleaños».
Y aunque uno ponga cara de esto-no-me-afecta es inevitable cierto ataque filosófico y uno de pronto es más consciente de que los partidos de fútbol no serán eternos y habrá que buscar en algún momento un deporte alternativo (ya se ve: filosofía de altura)… Y también se da cuenta de que lo de ser joven ni es tan importante ni es para tanto. Cuando cumplí los quince (como S. ayer, muchas felicidades aunque ni sepas que este blog existe) pensé que sería joven hasta los 20, pero me escamaba que la Tarjeta Joven que nunca usé caducaba a los 16. Al llegar a los 20 vino en mi ayuda el Abono Joven de Transporte para ampliar el plazo hasta los 21. Y al llegar a los 21 vi lo equivocado que estaba y fui consciente de que era imposible no ser joven si todavía era universitario y que por tanto la juventud expiraría a los 23. Por no alargarlo, diré que a los 23 advertí con claridad que el tope eran los 25 y a los 25 tomé ya la sabia decisión de considerarme joven hasta los 30. Con los 30 llegó la crisis y cuando creía que todo estaba perdido y que la juventud empezaba a sonar a aquello de divino tesoro, descubrí un concurso para «jóvenes creadores», cuyo límite de edad eran los 35… Después de los 35 no he encontrado ya a nadie que justifique que eso es juventud, salvo el bueno de Isidoro de Sevilla, que considera que la juventud va de los 28 a los 50.
El caso es que, como decía hace ya un rato, uno se da cuenta de que lo de ser joven ni es tan importante ni es para tanto, porque si bien es cierto que la juventud de hoy es la promesa de mañana, resulta que la juventud de ayer somos la promesa de hoy, que en realidad es donde estamos… Claro que lo mismo algunos podemos resultar un tanto desanimantes como promesas… Bueno, qué más da. 37 y punto. 37 y un día, para ser más exactos…
Y ahora que me acuerdo, creo que fue justo hace 37 años cuando me llevé el primero de los grandes golpes de mi vida. Fue mi hermano A. a verme al sanatorio donde había nacido y con su año y poco quiso asomarse a la cuna (que no debía de ser una cuna antiterremotos como las de ahora) y la cuna acabó volcada y yo revolcado… Está bien, está bien, no me acuerdo de todo con detalle, pero es una historia que forma parte del acervo familiar y que he oído tantas veces que casi casi la recuerdo por mí mismo.

10 comentarios en “Treinta y siete años y un día

  1. Si te pones metas de ese tipo te darás cuenta de lo rápido que se alcanzan. Yo, que soy muchiiiisimo más mayor que tú, soy partidario de lo que Jardiel propone en «Cuatro corazones con freno y marcha atrás», es decir, nacer con noventa años, o los que le correspondan a uno en la vida, lleno de achaques e ir hacia atrás mejorando hasta llegar a la tierna infancia y a esa cuna volcada por tu hermano y finalmente desaparecer.
    Como esta propuesta no parece posible en el estado actual de la ciencia habrá que continuar con el sistema actual, ir haciendose vejete poco a poco y plenamente consciente.
    Que cumplas muchos, amigo.

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  2. A mí los cumpleaños me sientan fatal. Pero también me sientan mal casi todos los días, porque cada uno soy un poco más vieja y le tengo terror a no ser joven. Es una tontería que me estoy intentando quitar, pero para la que tengo tan poca fuerza de voluntad como para el tabaco. En fin, que lo has contado muy bien. Y la reflexión final es genial, sobre esos no-recuerdos tantas veces repetidos que se instalan en nuestra memoria. Un abrazo y felicidades atrasadas

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  3. ¡Feliz Cumpleaños atrasado!

    Un fuerte abrazo 😀

    Y no temas a crecer y envejecer, si lo haces se te va la vida…

    Es interesante eso que comentas de postergar situaciones, no obstante llega un momento en que la vida te alcanza y no la puedes alcanzar…

    Un abrazo, y disfruta 😉

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  4. Creí que alguien iba a añadir eso de que lo importante es sentirse joven en espíritu, con lo que a ti te queda juventud para rato. Como ya te felicité en su día, sólo quiero añadir un comentario más: ese golpe, justo el primer día de tú vida, explica muchas cosas, entre otras, el hecho de que te tomes la vida a broma pero la vivas en serio. Un abrazo amigo.

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  5. Eduardo,
    con mucho retraso: ¡Felicidades! Como señala Julio en el comentario anterior, con esa historia del golpe inicial se explican muchas cosas… Es lo del chiste: «¿Lo tuyo es de nacimiento o fue por un accidente?»
    ¡Ah! y desde la atalaya de mi experiencia, tienes unos añitos por delante en los que no hay que temer grandes catástrofes. Si acaso, ten cuidado con las olas traicioneras.

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  6. Escuadra, muchísimas gracias por tu felicitación e intentaré poner en práctica tu sabio consejo… de hacerme vejete poco a poco.
    Encontrada, muchas gracias también por la felicitación y como dicen por aquí no te agobies tanto con lo de perder la juventud, porque al fin y al cabo lo normal es que uno pase la mayor parte de su vida fuera de ella.
    Mundo BQ, gracias e igualmente. Es decir: «disfruta».
    Julio, muchas gracias por lo de joven de espíritu. Por un momento creí que no lo iba a decir nadie…
    Alfonso, lo siento, pero no conozco el chiste y no me he podido reír tan a gusto como me hubiese gustado. Y tampoco me tranquiliza demasiado tu visión desde la atalaya pues no es mucho más alta que la mía.
    Ana, gracias por el cumpleaños y gracias por el nocumpleaños y gracias por el nocumpleaños y gracias por el nocumpleaños…
    Carolina, también muchas gracias atrasadas por la enhorabuena (lo mismo digo) y por las felicidades.

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  7. Felicidades atrasadas Eduardo espero que cumplas muchos más, sino quién va a organizar los partidos de fútbol contra los profes… Un saludo

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  8. Bienvenido, Alejandro, y gracias también atrasadísimas. El problema de cumplir muchos más es que empezaré a arrastrarme por el campo. De momento, podéis aprovechar para aprender también cómo se juega al fútbol…

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