Un poco más sobre la huelga

En la entrada anterior se me olvidó incluir algún comentario acerca del alumnado que no hace huelga, porque el patrón de comportamiento es tristemente repetitivo: llegas a clase y te dicen «profe, no vas a dar clase, ¿verdad? Somos muy pocos». Quieren hacer ver que han acudido al Instituto por obligación paterna, pero que si fuese por ellos se estarían manifestando. Además les asalta una rara solidaridad con los ausentes, porque no quieren que los ausentes se pierdan materia. Pero en cuanto ven que, en contra de toda lógica, te dispones a dar clase normal, no tardarán en recordarte el mérito que tienen por estar aguantándote en lugar de haberse quedado en casa: «profe, por lo menos nos pondrás un positivo a los que hemos venido, ¿no?». Qué menos: un positivo por asistir a clase un día que hay clase… Y la escena se repite en todas las clases en las que entres. Aunque nunca lo dicen en serio. De hecho, a veces, les digo que efectivamente se lo merecen y les voy a poner un positivo y se quedan con la mirada a cuadros. Después insisto en que les voy a explicar algo que entra en el examen, pero que no se lo expliquen a los que no han venido… y ante tan suculenta recompensa pronto se olvidan de su solidaridad inicial y a veces da la sensación de que venderían a sus compañeros por un miserable medio punto. Aunque todos sabemos que, en realidad, ni ellos ni yo hablamos en serio. Sabemos que habrá clase normal, que no habrá positivos de regalo y que tampoco se explicarán cosas secretas para el examen. Sin embargo, todos esos comentarios hay que hacerlos; forman parte del rito de la huelga. Eso sí, al día siguiente, ya me encargaré de recordar machaconamente en clase que «esto es así porque como ya vimos ayer…» para que los huelguistas tengan la sensación de que la huelga ha sido realmente productiva, que se han perdido algunos temas de gran interés pero porque consideraron que debían anteponer sus convicciones a su obligación. Se sentirán perjudicados, pero estarán orgullosos de haber sufrido por defender una causa en la que creían y volverán a hacer huelga en la siguiente ocasión que se les presente… Si es que se enteran de que hay huelga, porque al Instituto de Tomás, que está en el mismo barrio, no le llegó el rumor de la huelga y los muy torpes asistieron a clase como si fuese un día más.

3 comentarios en “Un poco más sobre la huelga

  1. Hola, profe, esto de la huelga me recuerda a la del año pasado, cuando hicimos un «debate» si es que se le puede llamar así. La verdad, es que es la primera huelga de la que me entero que tenga una razón seria. También me acuerdo de lo que dijiste entonces, lo de que la palabra «huelga» = no hay clase. Pues bien, este año tampoco he hecho huelga, prefiero venir al instituto y aguantar a los profesores durante seis horas como siempre, porque yo creo que ya he tenido bastantes días de fiesta (de las de verdad, yo no me voy de pellas) =P

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  2. Simona, bienvenida como comentardora a este blog. Me alegra que sigas sin hacer pseudohuelgas y prefieras «aguantar» a los profesores, aunque me parece que lo de «aguantar» es una visión equivocada del asunto: yo no voy a clase con la sensación de que tengo que «aguantar» a los alumnos, a pesar de que alguna que otra vez sí que les tenga que aguantar. En lugar de aguantar a los profesores ve a clase dispuesta a aprender, que es como vas, aunque te cueste reconocerlo.
    En cuanto al cuaderno de escritura me alegro de que empieces a verle su sentido. Te recuerdo que preferías que no te tocase yo de profesor porque así podrías escribir cuando quisieras… y sigo esperando a que actualices tu blog con un poco más de frecuencia.

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  3. Cómo me gustaría hacerlo, pero me temo que es imposible. Como entre semana no enciendo el ordenador (a veces ni la tele) y los finde tengo que turnarme con mi hermana y mi padre, no me da mucho tiempo para pensar algo «decente». Y en cuanto tengo un rato libre, me pongo a escribir… canciones.

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